sábado, noviembre 26, 2005

ZOMBIS DE PAPEL


Ya lo comentaba en un post hace tiempo: los zombis son una de mis debilidades. Y no sólo hay zombis en el cine. No. También los hay en los cómics. Y a montones. Si hiciéramos un pequeño repaso (¡vamos a hacerlo!)... Para ser justos habría que empezar nombrando a la editorial EC, donde fueron estos seres estrellas indiscutibles. Tales from the Crypt, The Vault of Horror y The Haunt of Fear aglutinaban historias de apenas seis o siete páginas en tono jocoso y con muy mala uva. Historias presentadas por ilustres personajes como El Guardián de la Cripta, El Guardián de la Cámara de los Horrores o La Vieja Bruja, y dibujadas por gente de la talla de Johnny Craig, Al Feldstein, Harvey Kurtzman, Ghastly Ingels, Wally Wood o Jack Davis -mi favorito-. Y si la nómina de autores era tan extensa es porque la producción de la EC también lo era (y no sólo en el género del cómic de terror: abarcaba la sci-fi, el bélico, el suspense y un largo etcétera). Esta época dorada sólo duró desde 1950 a 1955. Las alucinantes teorías del doctor Fredric Wertham en su libro La seducción del inocente alarmaron a la opinión pública (principalmente padres preocupados por la educación de sus hijos) y motivaron la intervención de senadores como Estes Kefauver que iniciaron una cruzada moralista -recuérdese que estamos en los puritanos (y puñeteros) Estados Unidos- que acabó asustando a los editores de cómics. Éstos decidieron entonces protegerse creando su propio código de censura (el Comic Code Authority), dando la espalda al editor de la EC, William M. Gaines, que se vio obligado a cerrar el chiringuito.

Hasta mediados de los 60 no volveríamos a encontrarnos a muertos vivientes o cualquier otro tipo de horror comparable en un cómic. El culpable de ello fue el bendito Jim Warren, editor de revistas tan importantes como Creepy, Eerie o Vampirella. Éstas enlazaban con las historias de la EC, incluso con un anfitrión muy cachondo: el tío Creepy. Curiosamente sirvió de lanzamiento de numerosos dibujantes españoles como Pepe González, Esteban Maroto, Luis García, Luis Bermejo, José Mª Bea o José Ortiz. Y, por supuesto, ofrecía también historias de autores internacionales de primer nivel. Sirva de ejemplo sólo dos nombres: Frank Frazzeta y Berni Wrightson.
En España encontrábamos estas historias (y otras muchas) en títulos de los 80 como Creepy, Vampus, Dossier Negro, Vampirella, Escalofrío, Rufus, Horror, Espectros, S.O.S… Unas mejores y otras peores, evidentemente, y Creepy destacaba sobremanera en todos los niveles (edición, autores, longevidad, etc.). En Espectros se reeditaba el material de la EC y, a nivel anecdótico, en S.O.S. se publicaron las primeras páginas de un jovencísimo Salvador Larroca.
En Vampus encontrábamos a gente más ligada al cómic book comercial de superhéroes como Steve Englehart, Roger McKenzie o Carmine Infantino.

Precisamente también las dos más grandes editoriales americanas, Marvel y DC, contribuyeron con sus particulares monstruos setenteros a enriquecer el mundo zombi. De todos sus títulos destaca sobremanera La tumba de Drácula. Esta serie de Marvel contaba con un magnifico equipo creativo formado por Marv Wolfman (guión), Gene Colan (dibujo) y Tom Palmer (entintado). Otra magnífica serie que podríamos incluir, si tenemos en cuenta los censurados orígenes zombis del personaje, sería La Cosa del Pantano, ya que, en un principio, el doctor moría y resucitaba como esta criatura, pero la censura del comic code no toleraba a los zombis (¿recordáis por qué cerró la EC?).

Y llegamos a los 80. Es en 1986 cuando nace en Italia el más famoso investigador de lo sobrenatural -con permiso de Martin Mystère-: Dylan Dog. Todo un fenómeno en su país natal con una tirada de 500.000 ejemplares, éxito que se debe fundamentalmente a su guionista Tiziano Sclavi, un enfermizo enamorado del terror. Historias como El alba de los muertos vivientes, La momia, La zona del crepúsculo o Morgana justifican, sobradamente, el por qué de su inclusión aquí aunque no por qué no termina de cuajar este producto en nuestro país –Ediciones Zinco, Ediciones B y en la actualidad Aleta Ediciones han intentado exportar este título a nuestro país sin demasiado éxito-.

En los 90 aparece Dark Horse, una recién nacida editorial norteamericana, que aglutinó a los autores más relevantes del comic-book del momento: Frank Miller, Arthur Adams, John Byrne, Mike Mignola, Dave Gibbons, Paul Chadwick y Geof Darrow. Bajo el sello Legend éstos a los que se les llamó “los siete magníficos” crearon varias de las series y personajes más importantes de los últimos años. Sin City, Next Men, Concrete o el que nos interesa a nosotros, Hellboy, otro investigador de lo paranormal. Su primera historia fue Semilla de destrucción con diálogos de mi idolatrado John Byrne y con un nuevo Mike Mignola en el apabullante apartado gráfico. Demonios, fantasmas, seres poseídos, criaturas monstruosas varias y, por supuesto, zombis son los personajes secundarios que pululan por las páginas de estas historias donde sólo por los dibujos de un impresionante Mignola merece más que la pena leerlo. Otra cosa son los guiones, a veces algo flojitos.
Precisamente en el siguiente título de zombis, World Zombie: El señor de los gusanos, el guión también lo firmaría Mike Mignola y los dibujos los pondría Pat McEown que cumple correctamente con su cometido.

Pero si tenemos que tener presente títulos algo más recientes que eleven la calidad de los cómics protagonizados por zombis a cotas sobresalientes, tenemos que mencionar (forzosamente) Aleister Arcane, Criminal Macabre, Remains o Los Muertos vivientes. El guionista Steve Niles es responsable de los tres primeros y de esa magnífica historia de vampiros titulada 30 días de noche: regreso a Barrow y de su secuela Días oscuros. Y tanto Aleister Arcane como Remains los publica Recerca Editorial dentro de una interesante línea editorial llamada Horrorama que tendrá continuación con Las pisadas del Diablo o Nancy in Hell. En el apartado gráfico cada título corre a cargo de gente de lo más diversa -Breehn Burns (Aleister…), Kieron Dwyer (Remains), Ben Templesmith (Criminal Macabre)-, alcanzando todos ellos unos niveles acojonantes. A un servidor después de leerlos se le caía –con perdón- la picha a cachos…
Luego tendríamos la obra de Robert Kirkman (Invencible) y Tony Moore: Los muertos vivientes: días pasados. Historia que parte de la premisa mil veces repetida –un día cualquiera los muertos se levantan de sus tumbas- pero que aquí no se reduce sólo a eso y va más allá del mero disparo en la sesera y hemoglobina a mansalva (que también los hay). Y disfrutaréis de ella si, parafraseando al mismo Kirkman, te gustan las películas que te hacen cuestionarte el tejido de la sociedad. Y en las buenas películas de zombis… de eso hay a montones.

Otros títulos donde el zombi ha ocupado un papel importante dentro de la historia es El Bruto de Eric Powell o el aún por descubrir (¿y reivindicar?) John Caronte, Detective Zombie. Este cómic, donde Jaime Román Collado y Tony Sandoval nos ofrecen dos historias repletas de acción, humor y muchos zombis, parece ser que ha logrado alcanzar las listas de los más vendidos en Estados Unidos.

Y en un futuro –si no ya un presente inmediato, depende de cuándo leáis esto- nos espera la segunda parte de Los muertos vivientes y Marvel Zombies, ambas, de nuevo, guionizadas por Kirkman. Al respecto de este último título, tal como señala Álvaro Pons: uno de los guionistas más sugerentes del mainstream junto al siempre correcto Philips… ¿haciendo de los personajes Marvel una caterva de zombies? ¡Esto no me lo pierdo!

No hay comentarios: