¿Qué hacemos los domingos? Unos sobar hasta el mediodía y levantarse para la cervecita quita resacas de turno; otros se levantan temprano, desayunan churros y van a misa (o no); hay gente que aprovecha para limpiar la casa, el coche y lo que se tercie; y, hay gente que pasea por el centro de la ciudad, compra el periódico y lo lee tranquilamente sentaito en un banco o en una terrazita tomando algo fresquito; incluso los hay que cogen los trastos, el coche y la familia y tira pal monte… o pá la playa. Y, por supuesto, algunos no hacen nada de esto -o, milagrosamente, les da tiempo a hacer todo ello-. Yo reconozco que hago un poco de todo. Menos ir a misa, oye.
Este domingo, y sin que sirva de precedente, me he puesto en plan manitas. Sí, esta mañana dominguera se podría haber grabado en casa un capítulo del Bricolaje ése. He arreglado la pantalla de una lámpara, he colocado un par de bombillas fundidas, he reparado un agujero del techo con una masilla milagrosa reparatodo, he recolocado una puerta caída de un mueblecito, he colgado una persiana y he instalado un foco de luz en el baño.
Y luego, una vez concluidas estas faenas caseras, extrañamente reconfortado, me he sentado cómodamente en el porche de casa con un refrescante constitutivo en una mano y en la otra LOS COMBATES COTIDIANOS, un álbum premiado a mejor obra en Anguleme en 2004. La verdad es que era una lectura que tenía bastante atrasada y que venía de perlas para esta jornada tan hogareña desarrollando hábitos tan cotidianos como los presentados en un álbum.
Y tras su lectura aún ha dado tiempo para seguir disfrutando de las peripecias de Marco en LOS COMBATES COTIDIANOS 2: Tantas pequeñas cosas... Una delicia aún mayor. Nominada (pero ¿no premiada?) en la edición de este año del Salón del Cómic de BCN. Dentro de la particular clasificación de los cómics que uno tiene: cómics que no tendría que haberme comprado jamás; cómics que quedarán bonitos en la estantería; cómics imprescindibles en la estantería; y, cómics que a uno le hubiera gustado dibujar. Y dentro de esta particular clasificación, sin duda alguna, este cómic estaría dentro de este último grupo.
Este domingo, y sin que sirva de precedente, me he puesto en plan manitas. Sí, esta mañana dominguera se podría haber grabado en casa un capítulo del Bricolaje ése. He arreglado la pantalla de una lámpara, he colocado un par de bombillas fundidas, he reparado un agujero del techo con una masilla milagrosa reparatodo, he recolocado una puerta caída de un mueblecito, he colgado una persiana y he instalado un foco de luz en el baño.
Y luego, una vez concluidas estas faenas caseras, extrañamente reconfortado, me he sentado cómodamente en el porche de casa con un refrescante constitutivo en una mano y en la otra LOS COMBATES COTIDIANOS, un álbum premiado a mejor obra en Anguleme en 2004. La verdad es que era una lectura que tenía bastante atrasada y que venía de perlas para esta jornada tan hogareña desarrollando hábitos tan cotidianos como los presentados en un álbum.
Y tras su lectura aún ha dado tiempo para seguir disfrutando de las peripecias de Marco en LOS COMBATES COTIDIANOS 2: Tantas pequeñas cosas... Una delicia aún mayor. Nominada (pero ¿no premiada?) en la edición de este año del Salón del Cómic de BCN. Dentro de la particular clasificación de los cómics que uno tiene: cómics que no tendría que haberme comprado jamás; cómics que quedarán bonitos en la estantería; cómics imprescindibles en la estantería; y, cómics que a uno le hubiera gustado dibujar. Y dentro de esta particular clasificación, sin duda alguna, este cómic estaría dentro de este último grupo.
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