
Pero, sin embargo, el descubrimiento fanzineroso más revelador fue el de Me parto… con un hacha. Un fanzine de Cádiz que me dejó Raúl Martínvaca. Rú, para los amigos. El alma corrupta y enfermiza de este fanzine, aunque Radiofreakie y a la asociación Eritheya también tienen gran parte de culpa de su existencia. En definitiva encontramos colaboraciones de Mel, Gustavo Sala, Ozelui, Kalvellido o de Gerardo Macías.
Igual de sorprendentes (o más) eran los minicómics Nunca pongas tu dirección en un fanzine (del propio Rú) y La pasión de Mococristo. Un curioso fanzine, anárquico en su concepción, irreverente en su totalidad, y con unas historias con tan mala follá que parece hecho en Granada. Todo un descubrimiento, oye.
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