Si el otro día la imagen de Candy Candy me recordaba a aquellas (depresivas) tardes de domingo, ¿qué os puedo decir de éstas? Me recuerda aquellos sábados jugando a la pelota en el callejón que había al lado de casa mis padres y a alguien gritando "que empieza V". Gloriosas meriendas aquellas que cuando no tocaba el bocata de Nocilla, tocaba el de atun Apis o el mantequilla Tulipán. A propósito, una de mis (muchas) frustraciones de infancia es que no aterrizara aquel maldito helicóptero en el patio de mi colegio...
1 comentario:
jajaja, que morriñoso estás.
Ese recuerdo de jugando a la pelota y salir corriendo a ver "V" debe ser ya algo del inconsciente colectivo, que fuerte.
Aunque por aquel entonces odiaba cuando ponían futbol porque esa semana no ponían V.
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