"Al elector sólo hay que decirle tres cosas, así de fácil: primera, que vote. Segunda, que no tenga miedo. Y tercera, que lo haga en conciencia.
La voz de Félix Barco salió tonante pero tamizada entre sus lacios y frondosos bigotes:
- ¡Joder, estoy harto de vaselina! ¡Estoy de conciencia hasta los mismísimos huevos! ¿Y si la conciencia no coincide con nuestro programa? - preguntó.
- Mala suerte."
El disputado voto del señor Cayo, Miguel Delibes.
La voz de Félix Barco salió tonante pero tamizada entre sus lacios y frondosos bigotes:
- ¡Joder, estoy harto de vaselina! ¡Estoy de conciencia hasta los mismísimos huevos! ¿Y si la conciencia no coincide con nuestro programa? - preguntó.
- Mala suerte."
El disputado voto del señor Cayo, Miguel Delibes.
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