lunes, agosto 31, 2009

BEATRICE. LA DUNA GÓTICA

Bueno, en realidad, no se llama "Beatrice". Podría perfectamente titularse así, pero se trata del prólogo de lo que será el nuevo número de LA DUNA: ESPECIAL GÓTICO. Como sabéis -por entradas anteriores- pertenezco a esta asociación de autores almerienses, La Duna, y periódicamente publicamos una revista que recoge, bajo un tema o lema común, historietas de los miembros de sus miembros... Uy, qué raro ha quedado eso...
En fin, en este duodécimo número ya, dedicado al Gótico he trabajado con mi amigo y compañero dunero David Caparrós. En la asociación, además de hacer todos un poco de todo, no sólo hay dibujantes, también la componen coloristas, maquetadores y, como no, los que paren las ideas: los guionistas. David es guionista. Guionista con el que ya había trabajado en otra historieta para La Duna, una muy especial titulada Chaplin.
Últimamente prefiero trabajar con guionistas -salvo las consabidas excepciones de Las Cosillas de Ana y Alex y Superjoven-, así que el método de trabajo a la hora de dibujar una página es sencillo (y eso es lo que os voy a contar estos días). Por ejemplo, en el caso de esta historia prólogo -de ahora en adelante Beatrice- me llega el guión por correo electrónico:


Lo leo, claro. Y me imagino cómo serán los personajes principales. En esta caso así me los imagino:


En este primer acercamiento hay de todo. Cosas que me servirán para la historia y cosas que he dibujado precisamente para así poder deshecharlas desde el principio. Una vez que tengo los personajes me resulta más sencillo distribuir las viñetas y estructurar la página en en story.


Lo suelo dibujar en un formato pequeño. Normalmente lo suelo dibujar en formato A5 (cuartilla). Este, sin embargo, no llega a medir ni una cuarta parte de ese formato. Hay que ahorrar en tiempo de crisis.
Una vez que tengo el story me pongo a dibujar el lápiz. En casos como éste que he trabajado sobre un formato A4 (más ahorro) suelo tardar unas 2 o 3 horas. Sobre todo si tengo las cosas claras y no surgen problemas.


Una vez que tengo los lápices acabados, se los mando al guionista para que le de el visto bueno. Esto no siempre es así, al menos yo no lo suelo hacer de forma general, pero en este caso sí lo he hecho. A veces es conveniente porque nos podemos ahorrar -otra vez el ahorro, es que la crisis es mucha crisis...- tener que rectificar luego algo, una vez ya entintado.
Al rato me responde David: le ha encantado slurp, slurp y slurp. Vale, pero que -¡ay!- cambiaría la expresión de ella (le acojona y se la imagina más dulce). Y, bueno, me dice si podría dibujar la lágrima de la última viñeta en forma de media luna. La verdad es que así lo describía el guión.
Me pongo manos a la obra. Son dos cosillas que en un par de minutos está hecho. Ahora toca estropearlo todo. Sí, ahora toca entintar la página, pero eso os lo cuento mañana...

1 comentario:

JM Beltrán dijo...

Impresionante el proceso, aunque a partir de ahora para mi eres "AleS el destripador" jejeje